Hospital General y de la Pasión
- Alodia Rubio
- 19 may 2015
- 4 Min. de lectura
Poco caso ha hecho tradicionalmente la Historia a los enfermos y los considerados "marginados sociales". Sin embargo, durante la Edad Moderna la vida de los estratos sociales más bajos en nuestro país estuvo marcada por la pobreza, el hambre y la enfermedad, tres problemas a los que, tanto Austrias como Borbones, los monarcas intentarían poner solución.
Esta no llegaría hasta el siglo XVI. Anteriormente, las cofradías y hermandades habían sido las responsables de atender los enfermos de la ciudad de Madrid. No obstante, en 1566 el rey Felipe II quiso regular la atención sanitaria de la ciudad con la fundación del Hospital General, agrupando en 1581 a todas estas pequeñas instituciones en un edificio ubicado junto a la carrera de San Jerónimo. Hubo de enfrentarse para ello al concilio de Toledo, que le negó el permiso, puesto que la Iglesia era reacia a perder el privilegio que le suponía el control de estos centros. Ante esta negativa, Felipe II decidió acudir ante el Papa; Pío V le permitiría realizar la agrupación mediante dos Breves papales expedidos en 1566 y 1567. Esta tendencia a la asociación de instituciones hospitalarias debe ser entendida desde el modelo de centralismo que buscaban implantar los monarcas hispanos. Ya en tiempos de los Reyes Católicos se habían dado los primeros casos de anexión de hospitales (por ejemplo, el Hospital de Santiago de Compostela).

Papa Pío V, por El Greco
Al centro nacido en el siglo XVI se anexionaría, una centuria más tarde, el Hospital de la Pasión, así como otros de menor importancia (San Ginés, Amor de Dios, Convalecientes…). En 1603 la institución había crecido tanto que fue necesario trasladarla a un antiguo albergue para mendigos situado junto a la calle de Atocha, su actual emplazamiento. Este año se realizó la reubicación del Hospital General, exclusivamente de hombres, y en 1636 se colocaría junto a este el Hospital de la Pasión, femenino. No obstante, el centro hospitalario sufriría importantes daños durante la guerra de Sucesión y sería abandonado, aunque ya durante los reinados de Felipe IV y Carlos II había entrado en decadencia a causa de su progresivo empobrecimiento.

Lienzo anónimo de la fachada del Hospital en 1643, en el Castillo de Manzanares del Real
En el siglo XVIII, Felipe VI tiene el renovar esta institución como uno de sus principales objetivos asistenciales, tanto a nivel administrativo (para lo cual crea la Reforma Ceballos) como estructural. Esta última empresa la encarga a la Junta de Hospitales por un decreto emitido el 24 de diciembre de 1748. Esta se decide a construir un edificio de nueva planta, por lo que solicita en 1754 al arquitecto Ventura Rodríguez que dirija el proyecto. Sin embargo, los planos que este realizase (hoy en día perdidos) no gustaron, por lo que José de Hermosilla pasó a ser el responsable de la construcción del nuevo hospital en 1756, tras ser escogido por concurso público. El edificio se diseñó de acuerdo a los preceptos ilustrados, con un sentido funcional y organizado en pabellones que funcionaban de manera autónoma.

Fachada principal del edificio de Sabatini, actual Museo Reina Sofía
La construcción que actualmente se conserva es fruto de las intervenciones realizadas por Sabatini a partir de 1776, por encargo de Carlos III –monarca cuya política constructiva se centró en la remodelación de esta zona de Madrid, donde también se inauguró el Jardín Botánico o el Real Observatorio-. A la estructura de Hermosilla (de la que hoy en día solo queda el ala occidental), el nuevo arquitecto adjuntaría cuatro patios y un templo central que confirieron al hospital el carácter monumental que todavía presenta. No obstante, su construcción quedaría inconclusa a causa de los problemas presupuestarios que sufría su administración.
Sabatini sigue el modelo que Ferdinando Fuga utilizase en la construcción del Albergo dei Poveri napolitano; no obstante, probablemente Hermosilla también tuviese gran influencia de este arquitecto, ya que había tenido contacto con él durante su estancia en Roma. De hecho, fuentes de la época atribuyen al arquitecto español el trazado de toda la planta, con lo que Sabatini solamente habría sido responsable de levantar el alzado.

Grabado del Albergo dei Poveri, en Nápoles
Con Carlos IV se paralizaron las obras del edificio, aunque en el siglo XIX se le añadió un piso superior y se modificó la estructura para permitir el paso de la calle de Santa Isabel. En 1849 el hospital sería rebautizado como Hospital Provincial, al pasar a ser administrado por la Diputación Provincial, la cual, a partir de 1870 decidió trasladar la institución a un nuevo emplazamiento, San Juan de Dios. Tras unas décadas de abandono, fue declarado en 1977 monumento histórico artístico. En los años 80 del siglo pasado pasó a acoger el Centro Nacional de Arte Moderno “Reina Sofía” y el conservatorio, añadiéndose elementos contemporáneos que dan un llamativo aspecto a este reducto de la Historia de Madrid.

Entrada por la nueva ampliación del edificio para el Museo Reina Sofía
BIBLIOGRAFÍA
MESONERO ROMANOS, Ramón. El antiguo Madrid. Paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas de esta villa. Madrid: Fernando Plaza del Amo, 1990 (1861). Pp. 202-204.
MUÑOZ ALONSO, María Dolores. De hospital a museo. Las sucesivas transformaciones de un hospital inacabado; el Hospital General de Madrid. Madrid: Tesis doctoral para la Universidad Politécnica de Madrid, Escuela Técnico Superior de Arquitectura de Madrid, 2010.
SÁIZ CARRERO, Ataulfo. “Historia del Hospital General o provincial de Madrid, cuna de un servicio de urología centenario”. Historia de la Urología, vol. 59, Nº 7, 2006. Pp. 663-673.
(Que no eche para atrás su título, se trata de un buen artículo bastante aclaratorio).
VV.AA. Recorridos didácticos por Madrid: Madrid de los Austrias, vol. 2. Madrid: La Librería, 1986. Pp. 36-38.
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